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Últimamente, muches amigues y compañeres están viviendo algo que autodenominan segunda adolescencia. Mucho más liberades y segures. ¿Pero por qué ahora tantas personas queer experimentamos un sentimiento tan parecido?
La teoría más extendida y la que personalmente comparto es que este segundo despertar viene de la oleada de nuevos referentes y de la progresiva normalización de la existencia de personas LGTBIQ+.
Como persona queer nacida en los 90, me doy cuenta de lo poco que tuvimos en cuanto a referentes LGTBIQ+ durante nuestra infancia y adolescencia. Fue difícil encontrar modelos a seguir en una época en la que la representación de la diversidad sexual y de género era prácticamente inexistente en los medios de comunicación y en la cultura popular. Recordemos que aquello que ahora consideraríamos queer o del colectivo iba atado a ser une villane de Disney o a ser la mofa en alguna absurda comedia. Por lo tanto, si en algún punto de la ficción conseguías sentirte vingulade a algún personaje que pudiera ser referente LGTBIQ+, amigue, estabas jodide.
Por suerte el mundo ha ido evolucionando, aunque no agrade a todes y cada vez hay más referentes Queer, más contenido LGTBIQ+ y somos más visibles que nunca –más que ayer, menos que mañana. Debo añadir que esta visibilidad como todo también tiene sus riesgos, pero hermanes, el futuro es queer.
Volviendo al tema en cuestión… Me muero de envidia de las referencias actuales. Me muero de envidia de los romances que no acaban como Lost and Delirious (alerta de spoiler) saltando de un edificio. Me muero de envidia cuando las familias – de cualquier tipo – no enloquecen porque sus hijes sean trans. Me muero de envidia de los finales desatados de la culpa y el castigo, donde un romance queer tiene las mismas florituras y un final feliz igual que una comedia romántica heteronormativa. Me muero, muchísimo, de envidia cuando vincularse con alguien en cualquier tipo de relación no recae en los brazos de la monogamia. Y sobre todo, muero, cuando estas cosas traspasan la ficción y referentes LGTBIQ+ ocupan más espacios necesarios en nuestras vidas.
En conclusión, me muero de envidia, porque me hubiera gustado vivir una adolescencia más abierta y llena de posibilidades. Añado que es una envidia sana. Además, nunca es tarde para experimentar una segunda pubertad donde redescubrir que no estás sole.
Debo matizar que hablo desde el privilegio, dentro de una burbuja donde abunda la diversidad. Y que esta explosión de referentes no es equitativa en todo el mundo. Las personas del colectivo somos aún perseguidas en diversos países, no olvidemos esto. Y aunque la ley del país en cuestión no nos persiga, tampoco suele protegernos. Debemos cuidarnos, crear espacios seguros y ser nuestros propios referentes.
Es importante que los finales tristes de historias queer no sean siempre el resultado de un castigo por ser quienes somos, sino que sean una elección creativa que se haga por el bien de la trama. Y es sumamente importante cuidarnos, unes a otres y seguir creciendo juntes. Y recordad, ALL Skinwear os acompaña a todes.
